Jaume Vallet, gerente de COMPLIANCE SERVICES, empresa que se dedica a proporcionar servicios de consultoría para el sector regulado GMP tales como auditorias, validaciones de equipos y procesos, además de contar con una división dedicada a procesos de liofilización, realiza unas reflexiones sobre la imagen del empresario a día de hoy, las personas que forman una organización y el valor de la humildad como motor de crecimiento en las empresas:
El prestigio de nuestra profesión
En poco tiempo he pasado de ser asalariado a emprendedor y de emprendedor a empresario. Ser emprendedor tiene un cierto privilegio; se valora la valentía, el riesgo que asumes, el hecho de no tener miedo. Pero si te va bien y te conviertes en empresario…..en general el ser empresario no tiene tanta buena imagen en la sociedad; en las series de televisión si aparece algún empresario seguro que es el malo, en las noticias salen bastantes casos de empresarios vinculados con la corrupción….
No me extraña que cuando preguntan a niños de primaria que quieren ser de mayores, digan todas las profesiones del mundo, futbolistas, policías, bomberos, maestros…todas menos empresarios.
Dese mi punto de vista, no nos lo podemos permitir, tenemos una gran tarea como sociedad, y eso nos interpela a todos, a poner en valor esta profesión tan bonita y complicada al mismo tiempo. El empresario es una figura clave para hacer que la sociedad evolucione, creando progreso y bienestar.
El valor de las personas que forman cada organización.
El factor humano es el común denominador de todas las empresas, ya sean grandes, medianas o pequeñas. Todas las organizaciones están creadas por personas.
La forma como las personas vivan su día a día en la organización marcará de forma definitiva el futuro de la empresa. Se necesitan personas creativas, innovadoras, que aporten soluciones, que se avancen a posibles problemas y que vivan y trasmitan los valores de la organización.
Hemos de tener muy claro que todas o casi todas las personas desean sentirse útiles, aportar ideas, dejar su huella en el proyecto y desarrollarse tanto personal como profesionalmente.
Nuestro objetivo como empresarios es sin duda alinear los objetivos de la organización con los objetivos de desarrollo de cada una de las personas que forman parte de las empresas, creando motivaciones intrínsecas muy potentes. Debemos ser capaces de captar, mantener y sobre todo desarrollar el talento. Si lo conseguimos seremos imparables.
El valor de la humildad
Por último, hablar sobre los valores de la empresa, eso que define la cultura de una organización. Existen muchos valores positivos trabajo en equipo, orientación al cliente, calidad, atrevimiento….
Me gustaría reivindicar el valor de la humildad, un valor que a nosotros nos ha ayudado mucho. El valor de la humildad como un motor de crecimiento de las empresas. Si nos sentimos pequeños podremos crecer, si nos sentimos débiles podremos ser fuertes. Al revés será complicado.
La humildad nos ayuda a cuestionarnos constantemente que podíamos haber hecho mejor. A responsabilizarnos de lo que pasa en nuestro entorno y quizás lo más importante, crear empatías con nuestro entorno. CLIENTES, PROVEEDORES Y COLABORADORES.
¡La humildad nos hace fuertes!
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