La industria farmacéutica innovadora está llamada a jugar un papel protagonista en la nueva etapa sanitaria, social y económica que ha abierto la crisis desatada por la COVID-19. Su capacidad para generar empleo de calidad e igualitario y la posibilidad de potenciar el tejido industrial y la inversión en investigación biomédica son las principales propuestas que pone sobre la mesa el sector para ser parte de la solución a la compleja situación en la que está inmersa nuestro país.
Así lo ha trasladado el presidente de Farmaindustria, Martín Sellés, a los miembros del Grupo de Trabajo de Sanidad de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica del Congreso, y que constituyen las principales líneas de trabajo que la Asociación quiere desarrollar con la Administración para ayudar en la reactivación de la economía española y en la mejora del Sistema Nacional de Salud.
Sellés ha incidido en la importancia de esta propuesta para el reforzamiento del sistema sanitario público. La crisis sanitaria ha mostrado “la importancia de tener un buen sistema sanitario público, bien dotado y adecuadamente financiado”, ha manifestado, y también “lo importante que es invertir adecuadamente en I+D, en innovación, y cómo la colaboración público-privada nos ayuda a ser más rápidos para encontrar soluciones farmacológicas y más eficientes”. Por eso, sostiene, la investigación, que mayoritariamente promueve la industria farmacéutica, ha de ser un motor imprescindible para impulsar el sistema sanitario.
En este sentido, ha subrayado también cómo la crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto la capacidad de respuesta de la industria farmacéutica en España. Primero, para evitar problemas de suministro, donde, en colaboración con la Agencia Española de Medicamentos, distribuidores y farmacias, “hemos conseguido que los 25 millones de españoles que toman todos los días algún medicamento los tuvieran”. Para ello, ha añadido, “nos hemos asegurado de que las 82 plantas de producción de medicamentos que tenemos en nuestro país funcionaran a pleno rendimiento, aun en las semanas más duras, con unos planes de contingencia robustos que han funcionado adecuadamente, y también hemos trabajado para que los medicamentos que se producen en el exterior llegaran a España en tiempo y forma, evitando acopios por parte de terceros países”.
Y, segundo, para movilizar una cantidad de recursos científicos y económicos sin precedentes para hallar cuanto antes un tratamiento o una vacuna eficaces, ámbito en el que España tiene un protagonismo importante, resultado, ha señalado, “de años de trabajo colaborativo entre Administración sanitaria, hospitales, investigadores, pacientes y compañías farmacéuticas, que han hecho de España una referencia internacional en investigación clínica”. Con más de 80 ensayos clínicos con medicamentos para luchar contra la pandemia, somos “el país europeo que más ensayos ha aprobado y el cuarto a nivel mundial, y está previsto que más de 25.000 pacientes participen en ellos”.
El presidente de Farmaindustria ha destacado precisamente el fuerte impulso a la colaboración en investigación, clave para tratar de reducir los diez años que necesita el desarrollo de un medicamento o vacuna a apenas uno, y ha destacado el desafío que, en las vacunas, implicará la producción a gran escala (“puede que tengamos que producir más de diez mil millones en el caso de que cada persona necesite dos dosis”). También en este aspecto ha celebrado el compromiso de la industria: para producir a riesgo (es decir, empezar a producir antes de que la vacuna esté aprobada, para poder iniciar la vacunación de forma inmediata si finalmente se aprueba) y para asumir que vacunas y tratamientos tendrán precio asequible y un acceso equitativo en todos los países. “Esto es una prioridad absoluta para nosotros –ha explicado-, porque somos conscientes de que cuando tengamos tratamientos y vacunas desaparecerán la incertidumbre y el miedo y volverá la confianza, y eso es crítico para la crisis sanitaria, pero también para la crisis económica”.
Inversión industrial
Del mismo modo, ha subrayado el compromiso que puede asumir la industria farmacéutica con un incremento de la inversión industrial, creando nuevas plantas de producción de medicamentos en España, modernizando las actuales o ampliando algunas de las 82 existentes. “Se ha puesto de manifiesto durante esta crisis –ha añadido- la necesidad que tienen España y Europa de recuperar producción de principios activos y medicamentos que se han ido deslocalizando en países asiáticos en los últimos años. Tan alta dependencia del exterior es un riesgo en un ámbito tan delicado como el del medicamento y estamos en condiciones de recuperar parte de esa producción perdida. Esto tiene un valor sanitario, pero también económico y social, en tanto permitiría generar tejido productivo, exportación y empleo”.
Sellés también ha propuesto aumentar las inversiones en investigación básica y clínica (cada año las compañías farmacéuticas dedican 150.000 millones de euros en el mundo a este capítulo) e incrementar la colaboración con instituciones públicas para fortalecer la I+D de nuestro país. Ha insistido en que “hay margen para crecer. Partimos de una posición de privilegio para hacerlo. Nuestro liderazgo en ensayos contra el coronavirus es el resultado de años de trabajo cooperativo, que nos ha permitido convertirnos en referencia internacional”.
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