Las compañías farmacéuticas están usando los procedimientos más innovadores para luchar contra el coronavirus, lo que ha propiciado que, en menos de un año, haya vacunas disponibles para la población y que otras muchas potenciales y tratamientos, ya en fase de ensayos clínicos, lleguen pronto. Así lo ha puesto de manifiesto Farmaindustria en un comunicado en el que también ha resaltado el esfuerzo innovador sin precedentes y, no menos importante, de la colaboración, tanto entre compañías farmacéuticas como entre estas e instituciones y centros públicos de investigación, lo que ha permitido sumar recursos para afrontar el mayor desafío al que se ha enfrentado la población mundial en décadas.
España, junto al resto de la Unión Europea y como ya han hecho previamente países como Estados Unidos, China, Rusia, Israel, Reino Unido o Canadá, comenzó este domingo a suministrar una de las vacunas contra el virus entre los primeros grupos de población de riesgo: ancianos institucionalizados y personal sanitario.
Sin embargo, esta rapidez para que una solución estuviera disponible para un mundo que ansía recuperar la salud, la estabilidad económica y la normalidad social no ha comprometido la seguridad.
Es momento de recordar que ningún tipo de vacuna se ha aprobado sin tener evidencias sólidas de que cumple con todas las garantías. Aunque efectivamente el desarrollo normal de una vacuna dura 8-10 años y ahora este tiempo se ha reducido a apenas uno, en la misma proporción han aumentado la participación de población en la última fase de ensayos clínicos: se ha pasado de 3.000-4.000 participantes a 30.000-40.000, lo que ha generado una mayor evidencia científica sobre seguridad y eficacia y ha sido otro catalizador para la aceleración de los plazos. En este sentido, el alcance mundial de la pandemia y la gran cantidad de contagiados han contribuido también a acelerar el conocimiento sobre el virus. A ello se ha sumado la participación de las agencias reguladoras, como la FDA estadounidense o la EMA europea, que han sometido a los proyectos a evaluación continua, de modo que han podido acelerarse los procesos.
Campaña sobre seguridad de las vacunas de las Aemps
Precisamente, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) lanzaba hace una semana una campaña de concienciación sobre las garantías de las vacunas frente a la COVID-19. Su objetivo es explicar a la población por qué se ha acelerado tanto el desarrollo, la evaluación y la adquisición de las vacunas sin reducir las garantías de calidad, seguridad y eficacia que deben tener todos los medicamentos que se autorizan en la UE.
Farmaindustria ha contribuido durante todos estos meses a arrojar luz sobre muchas de estas dudas razonables de la población. En este sentido, la entidad ha señalado los que, a su juicio, son los tres pilares fundamentales de las vacunas contra el coronavirus. El primero de ellos es que incorporan los últimos procedimientos de vanguardia en el ámbito científico, incluyendo un nuevo tipo de inmunización (conocida como ARN mensajero); el segundo es la ya mencionada seguridad; y la última de las claves es que llegarán a todo el mundo.
En esta línea, la industria farmacéutica está trabajando con gobiernos e instituciones para asegurar que estas nuevas vacunas estarán disponibles para todos los países y a un precio asequible. Algunas compañías comenzaron a fabricar sus potenciales vacunas incluso antes de su aprobación, asumiendo riesgos económicos y costes, pero “es un riesgo que merece la pena correr ante la urgencia de la crisis en todo el mundo y para que las vacunas contra el coronavirus puedan distribuirse y proteger a las personas lo antes posible”, han concluido desde Farmaindustria.
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