20/01/2025 / Guillermo Rodríguez

La importancia de la calidad del aire y sus efectos en nosotros. ¿Por qué nos debería preocupar el estado de nuestros conductos?

La calidad del aire que respiramos, especialmente en espacios cerrados, tiene un impacto directo en nuestra salud, bienestar y rendimiento. En nuestras oficinas y lugares de trabajo, a menudo no prestamos suficiente atención a la calidad del aire, cuando en realidad, respirar aire limpio y libre de contaminantes debería ser una prioridad. Pero ¿cuántas veces nos detenemos a pensar en los sistemas de ventilación y los conductos por los que pasa ese aire?

Hablemos de la importancia de la calidad del aire y cómo el estado de nuestros conductos influye en ella, así como de alternativas más eficientes para mejorar nuestro entorno, como los conductos textiles.

 

La calidad del aire en espacios cerrados y cómo nos afecta

Pasamos alrededor del 90% de nuestro tiempo en espacios cerrados, ya sea en casa, en la oficina o en comercios. En estos ambientes, la ventilación y el aire que circula juegan un papel fundamental en nuestra salud. Un aire de mala calidad puede provocar problemas respiratorios, alergias, fatiga y una disminución de la productividad. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la calidad del aire interior como uno de los factores clave para la salud pública.

Los contaminantes en interiores, como el polvo, el polen, los ácaros, las esporas de moho y compuestos orgánicos volátiles (COV), pueden quedar atrapados en el aire, especialmente cuando no hay una adecuada circulación y renovación de este. Esto significa que, si el sistema de ventilación no está en óptimas condiciones, podríamos estar inhalando estos contaminantes diariamente.

 

¿Cómo afecta el estado de los conductos a la calidad del aire?

Los sistemas de ventilación y calefacción en nuestros edificios dependen en gran medida de los conductos, que son los encargados de transportar y distribuir el aire. Con el tiempo, estos conductos acumulan polvo, suciedad, partículas contaminantes e incluso moho que se van acumulando en su interior por gravedad o retenidos en las partes rugosas, discontinuidades. Si no se realiza una limpieza adecuada y regular, los contaminantes se acumulan y pueden desarrollarse colonias orgánicas que se esparcen cada vez que se enciende el sistema, comprometiendo la calidad del aire.

Un mal mantenimiento de los conductos no solo afecta a la calidad del aire, sino también a la eficiencia del sistema de ventilación, incrementando el consumo energético y reduciendo la vida útil del sistema. Mantener los conductos en buen estado es clave para garantizar un aire limpio y un sistema eficiente.

 

Las dificultades de mantenimiento de los conductos metálicos

A pesar de su amplia utilización, los conductos metálicos presentan varios desafíos a la hora de su mantenimiento. Le llamamos el enemigo invisible, porque generalmente no se pueden revisar visualmente en todo su trazado y está allí pero no lo vemos y, por tanto, no tomamos conciencia de ello.

Suelen tener múltiples curvas, estrangulamientos, recovecos, esquinas cortantes y un acceso muy limitado, lo que hace que la limpieza sea compleja y, en muchos casos, incompleta. Además, los conductos metálicos pueden presentar también corrosión con el tiempo, lo que aumenta las partículas de óxido en el aire e incluso perforaciones y fugas adicionales. De este modo se hace casi imposible poder garantizar el buen mantenimiento.

El peso y tamaño de los conductos metálicos también dificultan su instalación, mantenimiento, reforma y la sustitución, lo que genera mayores costos a largo plazo.

Únicamente cuando se desmontan al final de su vida útil es cuando podemos tomar conciencia de este fenómeno. Así, en las reformas hospitalarias y especialmente en zonas de quirófanos, el efecto se muestra de una forma inequívoca y que en muy pocas ocasiones se quiere documentar por la alarma que produce.
Estas desventajas hacen que sea necesario explorar alternativas más eficientes para garantizar una óptima calidad del aire.

 

Conductos textiles: Una solución moderna y eficaz

Una alternativa cada vez más popular y eficiente son los conductos textiles. Estos conductos están fabricados con materiales ligeros y flexibles, y su diseño está pensado para mejorar la distribución del aire y facilitar su mantenimiento. Su montaje visto los hace muy fácilmente registrables y desmontables.

Los conductos textiles ofrecen varias ventajas frente a los metálicos tradicionales, entre las cuales destacan:

  • Facilidad de desmontaje: A diferencia de los conductos metálicos, los textiles son mucho más fáciles de desmontar. Esto permite que se puedan retirar y volver a instalar rápidamente, lo que facilita tareas como la limpieza y el mantenimiento.
  • Ligereza y tamaño compacto: Los conductos textiles son increíblemente ligeros en comparación con los metálicos. Esto no solo facilita su instalación, sino que también simplifica el proceso de empaquetado, envío y almacenamiento. El peso ligero y la posibilidad de doblarse permiten compactarlos para su transporte; asi los convierte en una opción práctica, eficiente y sostenible.
  • Fácil lavado: Uno de los mayores beneficios de los conductos textiles es su facilidad de limpieza mediante lavado, ya sea de forma manual o en lavadora, lo que asegura que el sistema esté siempre en condiciones óptimas para proporcionar aire limpio.

Esta característica es ideal para entornos donde se requiere una higiene estricta, como hospitales, fábricas de alimentos o espacios de pública concurrencia.

La calidad del aire que respiramos es un aspecto fundamental de nuestra vida diaria, y no debemos subestimar el impacto que puede tener en nuestra salud. El estado de los conductos de ventilación juega un papel crucial en la pureza del aire que circula en todos los espacios interiores. Si bien los conductos metálicos han sido la opción tradicional, presentan múltiples desafíos en su mantenimiento y limpieza reales, lo que afecta negativamente la calidad del aire.

Los conductos textiles surgen como una solución moderna y eficiente, por la facilidad de desmontaje, limpieza y transporte, además de mejorar una óptima distribución del aire en los espacios. 
Invertir en un sistema de ventilación mediante conductos textiles no solo mejora la calidad del aire, sino que también simplifica su mantenimiento, asegurando un entorno más saludable para todos, tanto en una rehabilitación como en la nueva construcción.

Respirar aire limpio no debería ser un lujo, sino una prioridad en cualquier espacio interior.

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