19/11/2024 / Guillermo Rodríguez

Las organizaciones ante la inteligencia artificial

Todo y que los Sistemas de Información nos permiten hacer posible la economía del dato, estructurar y gestionar enormes volúmenes de datos, todavía se necesita la intervención humana para la toma de decisiones.

Mediante algoritmos, podemos hacer que las máquinas aprendan de forma automática en un ciclo continuo (Machine Learning) y, utilizar modelos de lenguaje humano, que traten de emular el proceso cognitivo de toma de decisiones (IA generativa), pero debemos ser conscientes de los límites para aprovechar las oportunidades que nos brinda la Inteligencia Artificial.

Todos los cambios implican riesgos, pero hay una constante que se repite: la necesidad de liderazgo y la permanencia de la cultura del cambio en las organizaciones.

 

Los Sistemas de Información

La incorporación de los sistemas de información y las comunicaciones, y su desarrollo especializado, han permitido el tratamiento masivo de datos de las organizaciones, las cuales han sido capaces de mejorar su productividad al optimizar los procesos clave, automatizando rutinas, reduciendo errores y tiempos ociosos a la vez que han facilitado la organización de las tareas.

Este es un empeño que no cesa y, al igual que la calidad, siempre hay capacidad de mejora.

Sin lugar a dudas, la irrupción de la IA está alterando los parámetros conocidos en cuanto al tratamiento y análisis de la información que manejamos, y con el objetivo de facilitar el proceso de toma de decisiones a partir de un universo de datos controlado.

Hasta ahora, hemos estado desarrollando sistemas de recogida de la información, unificándola en repositorios inventariables, presentándola de una forma organizada y sintética para que los diferentes niveles de la organización puedan abstraer y deducir comportamientos y aplicar medidas genéricas o específicas.

Y este proceso de toma de decisiones sigue requiriendo de una fase de estudio y análisis de la información facilitada por los sistemas de información corporativos, lo que supone un tratamiento personal y profesional.

 

La inteligencia artificial (IA)

La disrupción que presenta la IA radica en el diseño y construcción de modelos que puedan anticipar decisiones o de funcionalidades que nos van a facilitar los elementos esenciales para que esa decisión se produzca de forma más fundada, lo que abre el camino a una nueva forma de gestión de las organizaciones.

La sociedad ha descubierto que las máquinas pueden aprender y que si les enseñamos cómo hacerlo pueden aprender a aprender en un bucle continuo, y proporcionarnos importantes beneficios en términos de productividad y optimización de los procesos de toma de decisiones.

Para que el lector tenga una aproximación y disponga de un bagaje conceptual, basta con que retenga que la IA trata de imitar el proceso de cognición humana para realizar tareas complejas y aprender de ellas. 
Formas en las que un sistema aprende:

  • De forma automática, mediante algoritmos entrenados y mediante computación. A esta forma de aprendizaje se la denomina Machine Learning (ML) y es un subconjunto de la IA.
  • Mediante la IA generativa, que utiliza modelos de lenguaje de gran tamaño (LLM) para emular el comportamiento humano mediante algoritmos que permiten reconocer, traducir, predecir y generar textos a partir del conocimiento de unas fuentes de datos masivos. A este sistema pertenecen los conocidos ChatGPT, Bard,..

Todo y que la IA viene desarrollándose desde hace decenios, se ha popularizado recientemente con la aparición de asistentes virtuales que se incrustan en nuestros navegadores o podemos acceder desde éstos. Además de agilizar la búsqueda de información, y mediante un lenguaje humano, puede resumirla y sintetizarla, aceptar repreguntas del usuario y elaborar informes en base a la información recolectada, lo que ha abierto un profundo debate social sobre los límites en el uso de la IA. Pero también puede conducirnos al error.

Todo y la existencia de casos en los que se ha comprobado que socialmente la IA puede transgredir derechos fundamentales y que su uso puede tener repercusiones éticas, económicas y sociales, también es cierto que nos estamos refiriendo a un uso indiscriminado de la IA sobre fuentes no contrastadas y sobre las que el lenguaje de interrogación puede generar textos e interacciones que facilitan conclusiones erróneas.

Estos acontecimientos han llevado a la dicotomía de regular o no el uso de la IA. Mientras se aboga por un uso libre por parte de determinados países y por una parte de la comunidad científica, han proliferan los códigos de conducta y normativas que regulan su uso, para evitar que se vulneren derechos fundamentales, lo que ha llevado a la UE a construir un cuerpo legislativo propio.

Todo y tener presente esta problemática, la IA tiene un brillante futuro en el mundo profesional y empresarial ya que puede aportar importantes dosis de productividad y siempre que se entienda que todo y que:

Los modelos de lenguaje de gran tamaño (MLL) pueden aprender de las fuentes que los alimentan y realizar tareas complejas, no pueden emular los sesgos cognitivos de los humanos, ya que actúan de forma lineal y no disponen de una visión de conjunto, lo que les impide razonar como los humanos.

Si tenemos presente estas limitaciones, sí que podemos encargar a la IA generativa el manejo de las fuentes de datos empresariales que radican en cada una de las organizaciones al estar acotadas y responder a una información obtenida y gestionada por los sistemas de información propios.

 

Y, nuevamente …………….. ¡la cultura corporativa!

No hay duda de que la IA ha irrumpido en nuestras vidas como un elemento disruptivo que está cambiando las formas en las que manejamos la información.

Los sistemas tradicionales de TI supusieron en su momento un gran avance en cuanto a la disposición de aplicaciones que nos han permitido estructurar la información, ordenarla, interrelacionarla y otorgarle el valor que, sin duda, ahora somos capaces de identificar.

En esta evolución no todas las organizaciones lo han hecho de la misma manera, lo que se ha debido, en parte, a las limitaciones en acometer inversiones en tecnología, talento y formación o al miedo que suscita la posibilidad de tener que reconvertir el modelo de negocio y redimensionar las estructuras que, no todas, están en disposición de acometer.

Todo y que se sostiene que el ser humano tropieza una y mil veces en la misma piedra, parece que la máxima se mantiene vigente.

Con la velocidad a la que se suceden los cambios, parecería superado lo importante que resulta desarrollar una cultura del cambio organizacional pero, por lo observado, las organizaciones no tienen un posicionamiento estratégico sobre la IA. Hay muchos espectadores y pocos actores, y quizás encontremos que las --->

Razones que justifican la falta de un posicionamiento estratégico sobre la IA se deben a:

  • Todavía no hemos digerido nuestra transición anterior
  • No tenemos claro el impacto de la IA en nuestras organizaciones o dónde aplicarla
  • No queremos comprometer recursos
  • Carecemos de los conocimientos y del talento necesario para implantarla
  • Ignoramos el valor añadido que supondría
  • Preferimos que haya pioneros que se adentren en esta jungla y esperamos conocer sus experiencias

Asistimos a multitud de eventos y foros tecnológicos en los que la IA toma cuerpo y se nos ofrece como una opción disruptiva. Reconocemos la importancia y el papel que jugará en nuestras vidas y en la de nuestras empresas, pero la realidad es tozuda:

Fuera de las grandes empresas proveedoras de la tecnología, corporaciones, los investigadores y desarrolladores, los centros tecnológicos y de investigación, los proyectos piloto o iniciativas que cuenten con financiación pública de una forma total o parcial, ……. no hay una estrategia consolidada de IA en las organizaciones, y estamos en ese período intermedio (o ‘time gap’) que transcurre entre el momento en el que una tecnología ve la luz y el momento en el que, de forma generalizada, el mercado la acepta y la incorpora como propia.

Está claro que este tipo de cambios tecnológicos deben ser liderados para que puedan convertirse en historias de éxito. Las organizaciones no sólo deben conocer la tendencia y evolución de las tecnologías y discernir entre las que aportan valor a los productos y servicios que comercializan, sino también resolver el problema coste-beneficio y conocer las consecuencias de la inacción.
No es tarea fácil, pero la IA ya está sobre la mesa.

 

Paso a paso

No parece que las organizaciones vayan a hacer una inmersión total en la aplicación de la IA en estos momentos. Tal y como va madurando el mercado quizás pueda ser una buena opción hacer un plan por etapas, o funcionalidades, y contemplar los beneficios que reporta dimensionando los ámbitos de actuación, priorizarlos, formar equipos, establecer y seguir programas para una implementación escalonada y controlada y medir su impacto.

Pero esto ya lo sabemos, hace décadas que venimos implementando planes de mejora. Al principio los hacíamos porque el mercado lo exigía, luego comprendimos que se trataba de una herramienta imprescindible que partía desde el compromiso inequívoco de la Gerencia y que se transmitía a toda la organización pasando a formar parte de la cultura corporativa.

¿Repetimos?

 

Datos del autor
Nombre Alfredo Casas Merino
Empresa SmartSimple Software (Ireland) Ltd.
Cargo Business Development Manager, Spain & LATAM
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