Las navidades pasadas viajé a Italia, mi país natal, para visitar a familia y amigos que no veía hace mucho. En todas las reuniones familiares, entre risas escandalosas, vinos y mucho queso parmesano, siempre se me hacía la mítica y, en mi caso, más temida pregunta de: y tú, ¿a qué te dedicas ahora?
A pesar de llevar ya más de dos años repitiendo de memoria mi speech (“Mujeres en Farma es una comunidad interactiva de mujeres y hombres de la industria farmacéutica que busca potenciar el talento femenino y posicionar a la industria como referente de diversidad y equidad…”), replantearlo en italiano a una generación que no tenía tan asumidos estos conceptos me suponía un reto mayor. ¿Entenderían siquiera de lo que hablaba?
Me lancé. Quizás conjugué mal algún verbo, pero creo que en esencia lo transmití bien. Unos asentían sonrientes, disimulando quizás su falta de comprensión o de interés, otros me hacían preguntas de seguimiento para aclarar dudas… En cualquier caso, me sentí orgullosa de haberlo conseguido, y supe que podría respirar tranquila hasta que se me hiciera la misma pregunta en otra ocasión. Se imaginarán el cambio en mi expresión cuando un invitado a quien no había visto en mi vida me respondió: “Vaya, lo que faltaba, otro movimiento feminista. Y los hombres de la industria, ¿qué opinan de tu proyectito?”
A lo largo de estos dos años como Project Manager de Mujeres en Farma, lo que en principio vendría a ser un proyecto feminista, me he cruzado con comentarios como estos millones de veces. Que por qué está tan de moda esto si finalmente en la industria farmacéutica más del 50% de los empleados ya son mujeres, que reclamar por ciertos privilegios (a los que tenemos derecho) desfavorece a los hombres, que si seguimos así pronto tendremos que introducir cuotas inversas… Si todo esto es verdad, ¿por qué existe Mujeres en Farma? ¿Por qué molestarme siquiera en hacer mi trabajo?
Hace unos años, en un congreso farmacéutico, se me acercó un señor y, en tono bromista (quiero creer), me dijo entre risas: “Está muy bien lo de Mujeres en Farma, pero tendría más éxito si se llamase Mujeres en Forma…” Si en el siglo veintiuno sigue habiendo personas que piensan y actúan así, ¿está realmente todo conseguido?
Si bien es innegable que ha habido una mejora considerable en los últimos años, creo que todavía queda mucho por hacer. Antes de intentar explicar por qué creo genuinamente que el trabajo que hacemos en Mujeres en Farma es importante, me gustaría resaltar algo que quizás no sea obvio para todo el mundo: no existe un único feminismo, puede expresarse de muchas maneras. Para el propósito de esta reflexión, con feminismo me refiero al que aboga por la equidad de oportunidades y condiciones para todos, independientemente del género de la persona. Ese feminismo que ni odia a los hombres, ni plantea que tengamos que estar por encima de ellos. Con esta definición en mente, ¿por qué es un tema tan tabú? ¿No debería ser natural en este siglo ser feminista?
“Yo estoy a favor de la igualdad, pero no soy feminista”, se ha convertido en una frase muy común, porque últimamente el término feminismo genera mucho rechazo. Para algunas mujeres – yo incluida – la palabra sale de su boca en forma de un vacilante balbuceo, temiendo que las asocien a una serie de activistas por las que no se sienten representadas. Por ilustrarlo con datos, en una encuesta llevada a cabo en Reino Unido, el 80% de los participantes consideraron que debería haber una igualdad entre mujeres y hombres. Sin embargo, solo un 20% de estos se consideraba feminista; cosa que cuesta encajar, ya que ambas afirmaciones implican lo mismo.
Algo del movimiento feminista que sin duda repele es su forma de expresión más violenta. Sin ir más lejos, los propios términos que revolotean alrededor de la palabra feminismo connotan violencia: la lucha, las feminazis, la dictadura machista, la opresión… y esto distancia a las personas de verdaderamente interesarse y entender la causa. En Mujeres en Farma, por lo tanto, optamos por redefinirla y desestereotipar conceptos erróneos asociados al feminismo de la siguiente manera:
1) Los hombres son bienvenidos y valorados
Como comentaba antes, uno de nuestros objetivos es empoderar el talento femenino para que pueda alcanzar posiciones de alta dirección, reduciendo así la brecha de 20.3% mujeres CEO frente al 79.7% de hombres CEO en la industria farmacéutica. Pero nuestra “lucha” no se acerca a la violencia, ni la división, ni la exclusión – es más bien todo lo contrario. Somos conscientes de que no podemos ganar el partido si solo contamos con la mitad del equipo, por lo que incluimos a los hombres en nuestras conversaciones mediante mesas redondas, eventos de networking y entrevistas. Además, través de programas de mentoring como #DosAlCubo los invitamos a participar activamente como mentores en el desarrollo de carrera de mujeres de la industria. Creemos firmemente que los hombres juegan un rol imprescindible para generar un cambio significativo.
2) Mirar hacia adentro: la autolimitación también afecta el desarrollo
Si bien reconocemos que hay ciertos privilegios y ventajas en el ámbito laboral que están institucionalizadas y no siempre son disfrutadas por el talento femenino, en Mujeres en Farma creemos que parte del motivo que hay detrás de la falta de presencia femenina en posiciones de alta dirección se debe a sus propias autolimitaciones. Está demostrado que, ante un job posting, si a una mujer le faltan algunos de los requisitos para aplicar, por lo general duda más en hacerlo. A los hombres, sin embargo, pueden faltarles varios y aun así se lanzan con confianza, de tal manera que la mujer disminuye sus posibilidades de ser contratada mucho antes de que alguien pueda rechazar su candidatura. Por ello, creemos que es crucial que las mujeres sean conscientes de sus áreas de mejora y que tomen las riendas de su crecimiento profesional y personal. En Mujeres en Farma, a través de talleres prácticos y foros animamos a las mujeres de la industria a conocerse, valorarse y levantar la mano.
3) Nuestra lucha es la inspiración
Mujeres en Farma destaca de otros movimientos que velan por el desarrollo profesional del talento femenino porque, además de estar especializado en el sector farmacéutico, en lugar de tener un tono reivindicativo se basa por encima de todo en la inspiración. A través de secciones como “Españolas por el mundo”, “Nombramientos” y “Directivos por la Diversidad”, hacemos entrevistas a mujeres y hombres influyentes de la industria farmacéutica con un componente humano y personal muy alto. También ponemos foco en historias apasionantes a través de nuestra actividad #CaféPara10, una sesión de #networking íntima y cercana en la que una directiva de la industria invita a 10 mujeres a tomar un café y hablar de un tema específico en sus oficinas.
Hemos conocido a madres solteras que han movilizado a su familia entera a otro país para embarcarse en un nuevo reto laboral, a mujeres sin hijos que lo dan todo por cuidar a sus padres mayores, y a mujeres perseverantes que les apasiona el deporte y aprenden a balancear una demandante vida profesional con sus hobbies. A través de estas historias, inspiramos e incentivamos a mujeres a apostar por su carrera profesional, porque creemos firmemente que cuando una mujer quiere, puede.
No te pierdas estas historias en mujeresenfarma.com
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