La inversión privada en biotecnología crece casi un 50% en 2020

La pandemia ha marcado un antes y un después a la hora de valorar la biotecnología y la necesidad de invertir en este sector desde una colaboración público-privada, si bien aún queda mucho por hacer. Esta es una de las ideas principales que se han expuesto en el ‘BioDesayuno: BIOSPAIN, un impulso a la inversión en biotech’, con el que la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) ha presentado el congreso BioSpain, que tendrá lugar en Pamplona entre los próximos 27 de septiembre y 1 de octubre. En la jornada también se ha puesto de manifiesto la necesidad de democratizar el sector, para hacerlo más accesible al ciudadano medio, y de afrontar el reto de la transferencia tecnológica, para hacer que las ideas biotech lleguen al mercado para mejorar la vida de las personas.

Ion Arocena, director general de AseBio, ha resumido el buen estado de salud del sector. Adelantándose al informe anual que la asociación presentará a finales de junio, ha destacado que el número de empresas biotecnológias llegó a las 800 en 2020 y que, en general, todos los indicadores demuestran un crecimiento y una consolidación del sector. Entre ellos está el ámbito de la inversión, ya que, según datos de la patronal biotecnológica, el sector elevó un 46% la captación de capital privado hasta los 151 millones de euros. Otro dato positivo está en el número de operaciones llevadas a cabo. Fueron 10 más que en el año anterior, con un importe medio de 3,6 millones de euros.

Son buenos datos, ha incidido, pero no son producto de una circunstancia puntual, “no es flor de un día”, sino el resultado de un trabajo sostenido en el tiempo, de un trabajo de fondo. “Somos un sector joven pero que llevamos más de una década con inversión creciente” por parte de inversores especializados en capital riesgo, ha asegurado Arocena, para quien el sector biotech español ofrece “empresas cada vez mejores, mejor conectadas, más internacionales, con más recursos…” y eso se nota en un mayor impacto. En este sentido, ha puesto en valor “el alto nivel de la ciencia española”, ya que nuestro país es la novena potencia mundial en producción de conocimiento científico en biotecnología.

Sin embargo, Arocena ha puesto el acento en que el potencial de estas empresas exige también una mayor apuesta por el sector y más y mejor inversión. “La biotecnología es un sector de alto riesgo, pero también tiene algunas ventaja. Está fuera de los ciclos económicos” y eso también tiene ciertas ventajas a la hora de gestionar las inversiones. A su juicio, a pesar de que hay un “incremento considerable” del número de ayudas, si quitamos las ceñidas a la tesitura de la pandemia por la COVID-19, el crecimiento sería mucho más residual. “Hay un déficit de inversión considerable”.

Finalmente, Arocena ha recordado que, como sistema, el reto es trasladar ese conocimiento, esa investigación y esa ciencia en mejoras para las personas. “Necesitamos instrumentos de financiación específicos como ocurre en países de nuestro entorno”, para poder contribuir al desarrollo de un nuevo modelo económico basado en el conocimiento”, ha apuntado. Sin embargo, se ha mostrado optimista. En su opinión, la pandemia ha traído también una mayor sensibilización social para apoyar empresas innovadoras, la ciencia… y “los políticos deben responder al interés social. Soy positivo, lo hemos aprendido por las duras y hay que mantener ese esfuerzo y esa sensibilidad”.

Impactar más en el PIB

En la misma línea se ha manifestado María Eugenia Lecumberri, directora de inversiones de Sodena, sociedad pública de inversión de Navarra, quien ha puesto el acento en la necesidad de una mayor y mejor inversión en este sector. “Como sociedad pública debemos buscar más allá de la rentabilidad económica e ir a una rentabilidad estratégica”, ha afirmado. A su juicio, “este sector necesita crecer y consolidarse, impactar más en el PIB” y para ello el sector público también necesita del sector privado.

También ha incidido en la importancia de democratizar el sector biotecnológico, para que gane peso e importancia en el imaginario colectivo. “Tiene que ser un sector más, hablar de él con total normalidad y seguir engrasando los ingredientes porque están ahí, los tenemos y son muy buenos”. En este sentido, Lecumberri ha resaltado que la pandemia ha supuesto un espaldarazo para el sector al erigirse como tabla de salvación en el desarrollo de vacunas eficaces contra la COVID-19.

Inversión privada

Por su parte, Raúl Martín-Ruiz, socio de Ysios Capital, ha explicado que “las compañías biotech requieren grandes cantidades de dinero” para desarrollar sus proyectos y que, por eso, la inversión privada es imprescindible. “Somos los inversores privados especializados los que más contribuimos a la financiación de este tipo de compañías”, ha declarado.

“Tenemos cada vez un mayor interés en fomentar el emprendimiento y la transferencia tecnológica, y este es el caldo de cultivo necesario. Hay claramente un mayor interés en el sector y los inversores internacionales han visto el potencial y también han visto que hay proyectos muy interesantes”, ha recalcado Martín Ruiz, quien también ha recordado que se trata de un sector de riesgo a nivel científico, financiero… Sin embargo, tiene un importante punto a favor, es “un sector acíclico”, que ofrece unos retornos “muy atractivos” y no solo a nivel económico, ya que también impacta en la salud de las personas.