Revista Farmespaña Industrial Septiembre - Octubre 2024

Respecto a la tasa de disponibilidad de inno- vaciones, en España a 1 de enero de 2024 esta- ban disponibles, 103 de los 167medicamentos aprobados entre 2019 y 2022, lo que coloca a nuestro país en la octava posición europea. Esto supone el 62%, cifra sensiblemente supe- rior a la registrada en el informe WAIT anterior, que era del 58% las innovaciones autorizadas entre 2018 y 2021 y que estaban disponibles en enero de 2023. Sin embargo, aún estamos muy lejos de alcanzar la disponibilidad de Alemania (88%) o Italia (77%). Aunque ha aumentado el número de me- dicamentos disponibles, también han au- mentado las restricciones de uso sobre las autorizadas en Ficha Técnica. Dicho con otras palabras, de los 103 nuevos medica- mentos incorporados al SNS, 52 tienen algu- na restricción. Esta falta de disponibilidad y la aplicación de restricciones hacen que, según este infor- me, en España solo estén totalmente dispo- nibles el 29% de las innovaciones autoriza- das a nivel europeo. ¿Qué iniciativas se están tomando desde Farmaindustria? ¿Cuáles son las mayores dificultades a la hora de implementarlas? Desde Farmaindustria se han trasladado al Ministerio de Sanidad y a las CCAA diver- sas propuestas para mejorar esta situación, que confío en algún momento se tomen en consideración. Tras el largo proceso de I+D que implica conseguir una nueva terapia, ¿cuáles son los mayores desafíos a los que se enfrenta la industria farmacéutica hasta que se ad- ministra a los pacientes? El acceso al mercado de los medicamentos innovadores es una auténtica carrera de obs- táculos. El primer paso, una vez que el medi- camento ha sido autorizado por la comisión de la UE y por la AEMPS, es su inclusión en la prestación farmacéutica del SNS por parte del Ministerio de Sanidad. A partir de ese momento el medicamento “legalmente” puede prescribirse y dispensar- se en la sanidad pública, en las condiciones establecidas por el Ministerio. No obstante, hay una serie de barreras a nivel regional, e incluso a nivel hospitalario, que es necesario superar para que el acceso sea efectivo y que el medicamento pueda ser prescrito por el médico, dispensado por el farmacéuticos y llegue al paciente. Me refiero a: los sistemas de prescripción electrónica; los comités de evaluación de medicamentos; los incentivos a la prescrip- ción, que penalizan las innovaciones; los indicadores de “calidad” de la prescripción; la exclusión de medicamentos de sistemas informáticos de prescripción; los algoritmos de prescripción; las llamadas “alternativas terapéuticas equivalentes”; los programas de “intercambio terapéutico”; el paso de me- dicamentos DH a dispensación en servicios de farmacia hospitalarios; los protocolos de uso fuera de Ficha Técnica; las tarifas farma- cológicas paciente/mes o las reevaluaciones regionales de IPTs. Cada una de estas “barreras”, que se adop- tan dentro del ámbito de gestión de la pres- tación farmacéutica, son competencia de las CCAA, y suponen la adopción por las CCAA de medidas unilaterales que alteran las con- diciones de acceso al medicamento estable- cidas por el Ministerio de Sanidad. Además, limitan el acceso real de los pacientes a los medicamentos incluidos en la prestación farmacéutica del SNS, con lo que se vulne- ra la equidad en el acceso de los pacientes a los medicamentos, y se coarta la libertad de prescripción de los médicos. Además, se defraudan las legítimas aspiraciones de los laboratorios, que han cumplido con marco legal y el procedimiento establecido. ¿Este proceso es igual de complejo en to- das las CCAA españolas? No. Hay comunidades en las que estas ba- rreras tiene una intensidad máxima frente a otras en las que prácticamente no se han implantado o tienen un efecto mínimo. La cuestión no es señalar las CCAA en las que hay una mayor limitación en el acceso a las innovaciones terapéuticas si no insistir en la necesidad de que haya el máximo respeto al marco normativo establecido. No hay que ver el medicamento como un gasto, si no como una inversión en salud. Lo importante no es el coste facial de los medi- camentos que se consumen, si no los resul- tados en salud. Esta es la clave. En los últimos años sólo un 7,5% de los es- tudios de investigación clínica cuenta con la participación de centros de Atención Primaria (AP). ¿Cree usted que aumentar su participación podría resultar en una mejora de la calidad de la atención sanita- ria y de la capacidad de resolución de este nivel asistencial? Impulsar y reconocer la investigación clínica en Atención Primaria (AP) es una de las de- mandas más reiteradas y habituales que rea- lizan los profesionales sanitarios y las socie- dades científicas de AP. Una reivindicación que se sustenta en el principio de que una AP de calidad es el resultado de un círculo vir- tuoso que incluye, en un todo, la asistencia sanitaria, la investigación y la docencia. Es indudable que la investigación forma parte de nuestra propia esencia de médicos. Las características específicas de la AP (in- tegralidad, universalidad, longitudinalidad, accesibilidad) hacen de este nivel asistencial un lugar de excelencia para la realización de estudios de investigación clínica. Una inves- tigación que permite mejorar la actividad profesional; analizar y ponderar los factores de riesgo y predictivos, y trasladar sus resul- tados a nuestras actividades asistenciales, así como de prevención y promoción de la salud. La Atención Primaria es un lugar único y privilegiado para desarrollar estudios de base poblacional y para el seguimiento de grupos específicos de población. Además, permite la investigación en salud, así como el estudio de las patologías más prevalentes, especialmente en fases precoces de enfer- medad, y en relación con el contexto familiar y comunitario. Es indudable que hay múltiples factores que limitan o condicionan la posibilidad de que los médicos de AP participen en EECC: factores estructurales, administrativos, de organización, de sobrecarga asistencial, de recursos humanos, de formación o incluso el propio interés (o falta de interés) de la admi- nistración y de la industria farmacéutica en valorar e impulsar la investigación en AP. “Fomentar e impulsar la investigación clínica con medicamentos representa una oportunidad para pacientes, la calidad de la asistencia, los profesionales, el SNS y para el país en su conjunto” acceso a fármacos 76 FARMESPAÑA INDUSTRIAL · SEP/OCT 24

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