La industria farmacéutica se ha convertido en uno de los principales objetivos arancelarios de Estados Unidos, tras el anuncio del gobierno norteamericano, el pasado 26 de septiembre, de imponer aranceles del 100% a todos los medicamentos de marca o patentados importados en su territorio. Aunque aún no se ha confirmado la fecha de entrada en vigor, la incertidumbre ha llevado a las compañías a rediseñar sus estrategias operativas, comerciales y de inversión.
Según un reciente informe de Crédito y Caución, esta medida supone una amenaza significativa para las empresas europeas, que ya se enfrentan a desventajas competitivas en materia regulatoria y de financiación. A pesar de que la Unión Europea dispone de instalaciones de fabricación consolidadas, cadenas de suministro seguras y altos estándares de calidad, corre el riesgo de quedar rezagada en innovación, especialmente por la lentitud en el desarrollo de ensayos clínicos.
El impacto económico podría ser enorme. Un arancel del 15% implicaría un coste adicional de 18.000 millones de euros para las compañías europeas, cifra que se dispararía bajo la tasa del 100% anunciada por Washington.
Incertidumbre global y freno a la inversión
La magnitud de los aranceles y la falta de claridad en su aplicación están provocando una desestabilización mundial del sector. Numerosas empresas han optado por congelar inversiones y actividades de I+D, mientras que otras estudian la deslocalización de sus fábricas para mitigar riesgos financieros y operativos. En este nuevo escenario, Estados Unidos y Asia se perfilan como destinos preferentes para trasladar la producción.
El estudio también alerta del efecto en otros mercados, como el de dispositivos médicos en China, altamente dependiente del mercado estadounidense. Más de 300 empresas ya han iniciado el traslado de su producción a terceros países, como Vietnam, para sortear el impacto de las tarifas.
Consecuencias para el mercado estadounidense
Aunque Estados Unidos impone los aranceles, también sufrirá repercusiones. Los productores farmacéuticos estadounidenses se enfrentarán a mayores costes operativos, afectando a toda la cadena de valor: desde organizaciones de investigación hasta proveedores de equipos y compañías CDMO.
Conviene recordar que el mercado estadounidense representa más de la mitad de la industria farmacéutica global. La imposición de aranceles más severos no solo repercutiría en los márgenes de beneficio, sino también en la disponibilidad de medicamentos, la eficiencia operativa y la presión añadida de aplicar precios de “nación más favorecida”, obligando a ajustar los precios estadounidenses respecto a los de otros países desarrollados.
Un mayor riesgo crediticio global
En última instancia, la implantación de aranceles del 100% elevaría de forma notable el riesgo crediticio del sector farmacéutico global, creando un entorno de mayor volatilidad e incertidumbre para compañías, inversores y sistemas sanitarios.